
Ahora, que se actúa con tanta diligencia para destituir policías por mandar impropios mensajes a través de sus dispositivos móviles en época electoral, vale la pena plantear la necesidad de que tanta diligencia se oriente a cosas más importantes, como por ejemplo perseguir la corrupción.
La semana pasada fui testigo de uno de esos abusos que parecen no preocupar a las autoridades. Es paradójico. Mientras miles de policías están dispuestos a ofrendar su vida por defender la de sus compatriotas, otros, y particularmente aquellos que se dedican a las labores de control de tránsito, con frecuencia se comportan como delincuentes motorizados al acecho de sus víctimas.